Caprichoso hasta el final. Si hay algo que admirar de Donald Trump es su persistencia en no traicionarse a sí mismo. El último capricho de Mr. President será no asistir a la ceremonia de toma de posesión del Presidente Joe Biden. La irreverencia del próximo desalojado de la Casa Blanca no tiene comparación en la historia reciente de los Estados Unidos. El último presidente en no asistir a un traspaso de poder fue J.F Kennedy, y todos entenderán las razones.

¿Qué hará Trump el próximo 20 de enero?

Es una gran pregunta. Las posibilidades se mueven entre un relajante campo de golf o una ceremonia paralela de culto a su personalidad. Al menos comunicó a la ciudadanía que Biden es el nuevo presidente y que ya era hora de tirar la toalla. Así se dirigió a la nación: «Una nueva Administración llegará al poder el 20 de enero. Ahora me centraré en asegurar una transición de poder tranquila, ordenada y sin problemas”.

¿Cumplirá Trump con sus palabras o acaso se cocina un nuevo 6 de enero? Toca darle el beneficio de la duda. Lo que sí dejó claro es que en su jubilación presidencial se dedicará a darle voz a sus seguidores. Su visión de negociante nivel Dios es algo fuera de lo común; Trump será un influencer con 75 millones de seguidores. El problema será que las redes le permitan afianzar su ideología.

Los sucesos del Capitolio han puesto una alerta roja sobre el presidente saliente. Su inestabilidad emocional ha generado incluso la petición de cese antisipado de su mandato, cuando faltan apenas 12 días. Facebook ya tomó la decisión de sacarlo de circulación pero Trump tiene otras vías de comunicación masiva que continua usando.

El trumpismo no ha muerto, se adapta y pasa a un nuevo terreno. Tendremos polarización para rato, que no crean los demócratas que controlando el ejecutivo y el legislativo la tendrán facil. La batalla continúa y Mr. President es un contrincante incansable. No apaguen la tv, se escucha desde ahora un largo: Show Time!!!