
David Mesa es un cubano que vivió desde Polonia el extraordinario levantamiento popular del 11 de julio en Cuba. Desde Varsovia siguió, mientras fue posible, las directas que salían de la Isla. La experiencia inédita de aquella jornada le hizo recordar similitudes importantes con el proceso vivido en Polonia durante la década de los 70 y 80.
El estallido social no llegó ni en Cuba ni en Polonia por una madurez política del pueblo. Las condiciones de vida, la precariedad creciente y endémica provocada por un sistema estatal extensivo de producción son la causa del cansancio popular y la necesidad masiva de cambiar la situación.
“En Polonia se alzaron en los astilleros de Gdainsk porque el gobierno comunista subió los precios de los productos antes de la Navidad”, explicó Mesa, “la gente común salió a marchar en Cuba porque falta de todo, el régimen frena la motivación de los productores, criminaliza a los que crean riqueza y esto ha llevado a un desabastecimiento total junto a la inflación galopante. El socialismo es antinatural, así que cuando llega al límite está destinado a desaparecer”, argumentó.
“El Plan Balcerowicz es la clave fundamental para comprender lo que debe pasar en Cuba, antes de la caída del régimen o después. Si el régimen por sí solo no genera todas las reformas económicas y da paso a una economía abiertamente de mercado, entonces las élites culturales lo tienen que hacer”, explica David, mientras esboza los logros económicos de Polonia desde la implementación de la terapia de choque de 1989.
Del Comunismo al Primer Mundo
“En Polonia eramos tan pobres que mi esposa vino a ponerse aretes a los 30 años. Ahora tenemos dos carros y una casa de campo”. El país no ha dejado de crecer económicamente desde que puso fin al sistema comunista. Pero nada de esto se logró sin presión en las calles. “Muchos cubanos están con el moco caído porque las protestas no continuaron. Aquí se pasaron casi dos décadas saliendo, aguantando palos y poniendo muertos. Se salió la primera vez y dieron palos, en diciembre de 1970 el ejército y la milicia salieron con los tanques, se contaron 41 muertos, 1164 heridos y más de 3000 prisioneros. En la segunda vez aumentaron la dosis y en la medida que salían más disminuía el deseo represivo de los policías, esa es la clave de la desmoralización del represor a través de la resistencia pacífica”.
“Desde diciembre del 81 hasta julio del 83 el dictador Jaruselski impuso su propio “Decreto ley 35”, la Ley Marcial, “con el Estado de guerra declarado, “la orden de combatir las provocaciones estaba dada”. Cargaron a todos los opositores prominentes a las cárceles… es que lo que pasa en Cuba es de manual. Olvídense del debido proceso y las garantías constitucionales, cuando se vive en comunismo por definición los derechos están suspendidos. La gente temía hablar, comentar o pronunciarse sobre cualquier tema, pero la cosa continuó, porque los sistemas como el cubano y el polaco de aquella época son incapaces de reformarse por completo, porque sería dar paso abierto al capitalismo”, argumentó.
El hombre nuevo en Polonia y Cuba
A diferencia de Cuba el régimen polaco era completamente dependiente de las decisiones de la URSS. “Fijate al punto que llegaban que lo único que controlaba el estado polaco eran las regalías de la producción de alcohol, por eso los altos niveles de alcoholismo en Polonia. El alcohol es parte del sistema de control social del comunismo, en Cuba puede faltar medicamentos para el Covid, pero hasta en los peores momentos el ron no ha faltado”.

“Como diría el maestro Frank Delgado: “ a los cubanos pan y circo”, siempre que se pone la cosa fea dan un paquetico de comida, aumentan unas libras de arroz y azúcar y todo tranquilo. En Polonia era igual, daban cambios a cuentagotas, solo para refrenar el deseo liberador del pueblo. Aunque sí te digo, el comunismo aquí nunca tuvo quince, siempre fue feo y el tiro de gracia se le dio la “casualidad” de tener un Papa polaco. Juan Pablo II fortaleció la resistencia católica al dominio soviético y creo que en Cuba la iglesia, la masonería y la santería tendrán un papel similar y el régimen lo sabe. Diaz Canel no se ha hecho la mano de Orula en estos días de casualidad pero ya anda con madrina y todo”, jaranea David.
El daño cultural generado por las dictaduras comunistas se ven en el día a día. “Por mis familiares en Cuba he visto repetir hasta el cansancio el -No te marques-, eso no es para nada un fenómeno cubano o señal de una supuesta cobardía de nuestra raza. Aquí en Polonia se decía y se sigue diciendo tres décadas después del fin del comunismo: Nie Wolno, que significa “no se dice” o “no se hace”, y que se aplica especialmente para evitar los criterios y cuestionamientos políticos. Eso me recuerda que los cubanos reaccionamos de la misma manera que otros humanos en otras latitudes bajo las mismas condiciones”.
Liderazgo, la asignatura pendiente
Lo que más lamentan los cubanos tras el 11 de julio es que nos haya sorprendido el estallido sin tener un liderazgo fuerte, un rostro carismático y unificador. “Tenemos la manía de aferrarnos a las cosas insignificantes. Ese punto no debería ser para nada una preocupación. En Polonia, el liderazgo del movimiento obrero reformador, el sindicato Solidaridad en los 80, lo encabezó un electricista del astillero. Lech Wałęsa es hasta hoy un tipo sin gracia y simplón, una gente común, un producto de las circunstancias. Eso es lo que debemos entender los cubanos, el liderazgo en Cuba llegará de manera natural”, explica.
Otro error que comente los cubanos y que los polacos supieron superar oportunamente es que se “tiene que comprender que el discurso sublime de la democracia son palabras huecas para la gente de a pie, y qué decir de las discusiones tontas de izquierda y derecha, la gente debe comprender que quitando el origen del mal la prosperidad, la calidad de vida, la comida, la casa y la buena mujer se puede lograr. La gente está cansada de discursos de futuros logros obreros, la gente quiere ver un cambio en sus vidas y en sus bolsillos, por la simple razón natural, que solo se vive una vez”.
Más economía y menos ideología
“A los cubanos no les hace falta revivir ideologías muertas, o una Constitución muerta… lo que hay que revivir es una economía muerta. El mercado existe y tiene sus propias leyes, las ideologías se debe someter a la realidad del mercado. Polonia es la segunda locomotora de Europa después de Alemania. Hace treinta años no teníamos ni baños dentro de la casa”.
Para David la cosa está clara, el pueblo cubano comenzó su marcha hacia el desmantelamiento del comunismo. Podrá demorar más o menos que en Polonia, pero algo es sabido, cuando inicia el desmoronamiento ya no hay vuelta atrás. “Yo sé muy bien que hay vida después del comunismo. Ahora solo puedo decirle a mi familia en Cuba, que tenga paciencia, veremos caer la miseria. Salieron los cubanos en pueblo olvidados, marcharon en las capitales de provincia. Si Gómez viviera, reconocería que ahora somos dueños de la Isla…y el tiempo”.