Foto por paisleyorguk

Con solo 36 años la Princesa Diana de Gales dejaba de ser una figura encantadora y controvertida para convertirse en una leyenda que perdura hasta la actualidad. Justamente hoy Lady Di hubiera arribado a sus seis décadas con la luz que siempre la acompañó, cual vela en el viento incapaz de ser fatigada por la más feroz de las tempestades.

Tras su muerte en agosto de 1997 la Princesa del Pueblo -como también se le conocía- quedó eternizada como la Rosa de Inglaterra en una canción que su amigo Elton John le dedicó y cantó en su funeral.

La original Candle in the Wind (Vela en el viento en español) cuenta con música John y letra de Bernie Taupin y fue escrita en 1973 en honor a Marilyn Monroe. No obstante, la versión más popular es la interpretada en honor a Diana.

“Adiós rosa de Inglaterra

ojalá crezcas siempre en nuestros corazones.

fuiste la gracia que se colocó

donde las vidas estaban destrozadas.

hablaste con fuerza a nuestro país

y le susurraste a aquellos que tenían dolor.

ahora perteneces al cielo,

y las estrellas deletrean tu nombre”.

ROSA DE INGLATERRA Y PRINCESA DEL PUEBLO

Solo basta escuchar los primeros versos para comprender el cariño y la admiración del músico británico por Diana, ante quien cayó rendido por su bondadosa personalidad en favor de los más desfavorecidos y su ruptura con los convencionalismos de la monarquía británica.

El título de “Rosa de Inglaterra” perdura hasta hoy no solo por el tema reescrito por John y Taupin, sino por la ternura que todavía inspira Diana mediante su sonrisa y elegancia que la convirtió en un ícono de la moda.

Tras la bella mirada de Lady Di se escondía una mujer amable, apasionada, traicionada, incomprendida y triste, que tuvo el infortunio de un matrimonio desastroso y de la incomprensión de casi toda la realeza por romper con sus estrictos moldes.

Pese a la llegada de dos hijos con al Príncipe Carlos de Gales, la unión quedó disuelta en 1996 después de escándalos por adulterio de las dos partes, pero esencialmente por la dilatada relación de su esposo con Camila de Cornualles​.

Lo planteado anteriormente y con detalles quedó inmortalizado en la entrevista que Diana concediera en noviembre de 1995 al programa ‘Panorama’ de la BBC, y al periodista Martin Bashir. En aquella ocasión dejó en entredicho su matrimonio y su relación con la familia real.

“No quiero piedad, tengo más dignidad que todo eso”, dijo, además de la célebre: “Éramos tres en este matrimonio. Estaba un poco abarrotado”, frases que todavía taladran el muro de convencionalismos de la corona resquebrajado además por historias de bulimia e intentos de suicidio alrededor de la figura de Lady Di.

EL BRILLO DE DIANA, SU MAYOR PECADO

La Princesa Diana fue una mujer hermosa, delicada, atractiva, irreverente y muy humana. Las fotos e historias publicadas sobre la relación con sus hijos William y Harry dan fe del cariño que les profesaba y de cómo defendía su rol de madre por encima de todo.

Era tanto el afán de permanecer junto a ellos que siempre que se lo permitían los llevaba a giras de Estado y hacía espacio en sus compromisos sociales y políticos para dedicar tiempo a los pequeños. Trató de salvar a su familia, pero no pudo. Si bien contó con el afecto de sus hijos, no logró llegar al corazón de Carlos.

Los intentos por conquistar a su marido no dieron resultado ya que él estuvo siempre enamorado de Camila, situación que además no escondió al asumir el nexo con Diana como una obligación monárquica.

El 29 de julio de 1981 el príncipe Carlos y Lady Di se casaron en la Catedral de St. Paul en Londres y a partir de ese momento ella fue conquistando con su carisma a millones de personas en el mundo hasta dejar en la opacidad total a su marido, quien agonizaba por la constante luz de su cónyuge.

Lady Di junto al Príncipe Carlos de Gales. Picasa

Cuando finalmente la situación se volvió insostenible llegó el divorcio y con ello la libertad tan ansiada por ella. Pero le duró poco, pues el 31 de agosto de 1997 Diana fallecía como consecuencia de un accidente automovilístico en París, junto con su novio Dodi Fayed y el conductor Henri Paul.

Unos días después de su muerte tuvo lugar el funeral en la Abadía de Westminster y se estima que 2.500 millones de personas en todo el mundo estuvieron al tanto de los servicios fúnebres en honor a la Princesa del Pueblo.

Las controversias sobre su deceso y las condiciones en las que ocurrió el accidente desencadenaron una serie de investigaciones que de momento dan fe de que Paul conducía ebrio y por tal motivo se le atribuye la responsabilidad de lo sucedido.

PRINCESA ANTES, ESTRELLA SIEMPRE

Desde su llegada a la familia real británica a principios de los años 80, Diana Spencer (su nombre de soltera) se convirtió en un miembro fundamental de los Windsor, quizás el más perseguido por los paparazzi y cuestionado por sus “fisuras morales”.

Luego de mostrarse como un ángel el día de su boda la popularidad de Diana aumentó y a dondequiera que llegaba la gente le seguía. En un principio se mostraba tímida, pero con los años fue ganando confianza y cada vez que aparecía su persona congregaba todas las miradas.

Inolvidable para muchos, odiada por algunos. Lo cierto es que la luz de Lady Di brilla en el infinito y desde allí ratifica la hermosura y grandeza de una mujer que -pese a su temprana muerte- sigue inspirando libros, audiovisuales y se recuerda además por su trabajo humanitario.

Sobre Diana se habló, se habla y se hablará. Quizás sea ella la figura de la realeza más querida y popular en el mundo pues no creo que haya habido otra tan simpática y despampanante. Ahora pertenece al cielo y las estrellas escriben su nombre…

Ofrenda a la Princesa del Pueblo. commonswikimedia.org