La NASA desarrolló un modelo de pronósticos de aumento del nivel del mar con proyección a 150 años. La herramienta al servicio del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) es ahora de dominio público, con la intención de concientizar a la población mundial sobre los peligros del calentamiento global y el inexorable aumento del nivel del mar.
Los primeros efectos masivos del crecimiento de la masa oceánica lo están sufriendo las ciudades costeras y las zonas agrícolas aledañas. Yakarta es una de estas mega urbes costeras que están destinadas a desaparecer. El mar de Java promete tragarse importantes zonas de interés económico de la isla, lo que ha llevado al gobierno de Indonesia a buscar nueva locación en la jungla y comenzar a mudar una ciudad de más de 30 millones de habitantes.
Pero todos los países no tienen 40 mil millones de dólares solo para mover una ciudad o construir diques e islas artificiales. La invasión de las aguas marinas de litorales y territorios insulares es un hecho. Los territorios poblados que se encuentran bajo el nivel del mar están en franco peligro y son muchos más los que se sumarán en las próximas décadas a las mudanzas o generarán millones de desplazados climáticos.
El tiempo se acabó, la verdad está allá afuera
Según el modelo de pronóstico de la NASA en una centuria el nivel del mar aumentará entre 1,5 y 2,5 metros, si estás sentado dentro de una casa con medidas estándares, este crecimiento corresponde a la distancia que hay del piso al techo. Este salto desproporcionado en un siglo y algo más, pondrá en aprietos a Manhattan en Nueva York, según revela el modelo de la NASA. Ni hablar de Venecia, su tiempo en los destinos turísticos italianos está contado.
Al menos para los habitantes de las grandes ciudades costeras existe espacio suficiente en tierra firme para ser reubicados cuando las aguas saladas ocupen las tierras bajas. Pero para las naciones insulares del Pacífico la historia será diferente.
Kiribati, el primer país que abandonará a la ONU
El modelo predictivo de la NASA pronostica un crecimiento promedio de 2,3 metros en Oceanía. Para Kiribati es una mala noticia, el país apenas llega a los 2 metros sobre el nivel del mar. En menos de 80 años su población deberá ser repartida por países vecinos.
Los kiribatianos abandonan las islas más pequeñas y se concentran en el atolón principal del país, Tarawa. Allí sobreviven hacinados 50 mil personas, que suena poco, pero las dimensiones de la isla genera una densidad poblacional similar a la de Tokio.
Apenas quedan espacios cultivables, el agua del mar ha contaminado los pozos de agua potable y los espacios aptos para la construcción son muy escasos. Los kiribatianos fueron los que inauguraron en 2014 la denominación de refugiados climáticos.
El gobierno de la República de Kiribati sabe que construir muros y sembrar manglares son recursos para ganar poco tiempo en la guerra contra la naturaleza. Por tal motivo la compra de terrenos en Fiji es parte del presupuesto estatal. Dado el momento, los habitantes de Kiribati tendrán que decir adiós a sus playas y ponerse a salvo en las tierras montañosas fiyanas.
Maldivas el último paraíso
Un país de corales y playas paradisíacas, Maldivas puede convertirse para 2050 en tan solo una postal del pasado. El mar podría dejar inhabitable el 80% del país insular. Paradójicamente la isla artificial de basura de Maldivas es el terreno más alto, un promontorio maloliente donde se acumulan los desechos de los lugareños y turistas. Una especie de catástrofe ambiental planificada.
Maldivas intenta sobrevivir al empuje del océano índico construyendo islas artificiales superiores a los 2,3 metros sobre el nivel del mar que representa el lugar más alto del país. Pero nada se logra sin sacrificios. La construcción de muros de contención e islas artificiales trae consigo un daño difícil de reparar en el ecosistema.
Las olas que bañan las más de 1200 islas de Maldivas, se llevan poco a poco la tierra e invaden las raíces de los árboles y palmeras que encuentra a su paso. Tras el turismo cinco estrellas se vive una muerte agónica de un lugar de ensueños. Maldivas tiene una labor titánica para volverse un país artificial antes que ya no quede espacio firme sobre el océano.
Adiós a Tuvalu
Ya no vale decir…”si las cosas siguen como van”, porque es un hecho que la situación actual es irreversible. Así que el destino de Tuvalu es desaparecer. El país menos visitado del mundo, como se le conoce a las 9 islas que lo conforman, está rodeado por un océano que se comporta de todas las formas menos Pacífico.

Los 26 kilómetros cuadrados de Tuvalu son asediados por todos lados por el crecimiento del nivel del mar. La población, de 11 508 habitantes, está siendo trasladada a cuentagotas a Fiji, al mismo tiempo que Nueva Zelanda implementa un plan de rescate que absorbe menos de un centenar de refugiados climáticos por año.
En 30 años solo quedará de Tuvalu una pequeña elevación de 5 metros y para sus habitantes las regalías de dominio .tv, una pequeña casualidad que le permite hoy ingresos al país por 5 millones de dólares y que puede aumentar en este 2021.

Cuando Tuvalu sea tragado por las aguas de la Polinesia, sus habitantes y los pocos privilegiados que lo visitaron, extrañaran jugar fútbol en la pista del aeropuerto y las vistas del inconmensurable mar a las dos orillas de la carretera principal.