Cuando se habla del arquitecto Antoni Gaudí (1852-1926) es muy común asociarlo a La Sagrada Familia por ser esa la obra cumbre de quien resalta como máximo representante del modernismo catalán. Sin embargo, la razón que lo llevó a soñar el majestuoso templo tiene raíces en su fe.

Gaudí en procesión Corpus Christi

Y es que Gaudí era muy devoto y defensor de un principio que trazó como máxima de su trabajo: “Lo divino siempre será superior a lo humano”. De esta manera consagró gran parte de su vida a estudiar cada detalle de la catedral que aún sigue en construcción.

No es casual la gran simbología que atesoran los interiores. Él decía que la labor de ningún hombre podía ser superior a la de Dios, por tal motivo La Sagrada Familia estuvo pensada para nunca ser más alta que Montjuic (montaña de Barcelona, con una altura de 177 metros).

Consciente de que no le iba a dar tiempo a verla terminada, dejó planos bien precisos e instrucciones minuciosas sobre cómo lo imaginaba todo con la esperanza de que cuando no estuviera los siguientes arquitectos siguieran con su plan.

Y justo es lo que está sucediendo pues la obra continúa adelante gracias a muchos arquitectos, escultores y demás profesionales que reverencian con sumo respeto y admiración el sueño de Gaudí.

LA PAZ REINA EN LOS INTERIORES

A pocos segundos de entrar comienzas a experimentar sensaciones inexplicables no solo por la majestuosidad del lugar, sino por lo que habita allí. Creyente o no, cuando recorres los pasillos y salones percibes como tu espíritu entra en completa armonía con la paz que adereza cada detalle.

Cierras los ojos y puedes respirar aire divino. Hay espacio suficiente para caminar extasiado entre tanta belleza, pero si por un momento piensas en Gaudí y en su percepción de la grandeza de Dios, quedas absorto ante la sencillez de un hombre cuyo talento pudo llevarlo a creerse un ser sobrenatural, y -sin embargo- eligió exaltar lo divino.  

Con esmero trabajó en el diseño de los espacios hasta convertirlos en lo más importante del interior, siempre matizado por el color de la iluminación de las vidrieras las cuales están relacionadas con cada etapa de la vida de Jesús.

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco junto a la cripta donde descansan los restos de Gaudí, la fachada de la Natividad es la única parte del templo directamente construida por el arquitecto catalán.

En sus puertas sobresale la genialidad del escultor japonés Etsuro Sotoo, quien las diseñó y erigió, además de levantar los ángeles músicos y niños cantores que adornan la entrada.

Detalles en la Puerta de Natividad, Etsuro Sotoo. SAgrada Familia, Foto Carlos Alonso Montesino

Entre otras importantes colaboraciones destellan las esculturas del español Josep Maria Subirachs, quien sintetizó maestría técnica y pureza de materiales y texturas para comunicar un lenguaje simbólico mediante la creación de un universo propio de referentes iconográficos.

LA HUELLA DE GAUDÍ

Gaudí trabajó en la restauración de la Catedral de Palma de Mallorca. A partir de 1904 y durante una década dejó su huella en la renovación litúrgica del interior y recuperó el espacio de los fieles, la visibilidad del presbiterio coral, la cátedra episcopal y la Capilla de la Trinidad.

Pero antes, en 1879 y por encargo del ayuntamiento de Barcelona, diseñó farolas para el alumbrado público de tres y seis brazos, coronados por un casco con alas como símbolo del poder comercial de la ciudad. Las farolas se conservan en la plaza Real y en Pla de Palau.

Fanal Pla Palau. by Canaan 

Entre 1883-1926 asumió la dirección de La Sagrada Familia a partir de una planta neogótica ya construida por Francisco de Paula del Villar, con quien empezó a colaborar mientras estudiaba en la escuela de arquitectura.

A lo largo de casi 40 años proyectó el ábside y la fachada del Nacimiento, delimitó el perímetro y coronó uno de los campanarios, San Bernabé, y en la actualidad se trabajan sus propuestas geométricas y estructurales.

Otra de sus obras monumentales es el Parque Güell creado entre 1900-1914 y concebido inicialmente como una ciudad-jardín modélica al integrar arquitectura y naturaleza.

«Parque Guell.» by Ramirez de Gea 

Allí Gaudí proyectó y realizó la parte infraestructural y de servicios de esta zona residencial de lujo que nunca se culminó pues murió en 1926, el mismo año que quedó inaugurado el parque.