Yo estoy convencido de que para explicar las situaciones políticas de un país, hay que entender los factores antropológicos y culturales de su gente.

No suscribo totalmente la tesis de que cada pueblo tiene el gobierno que se merece, aunque casi estoy de acuerdo.

También creo que hay características sicológicas que inclinan a una persona hacia el tipo «emprendedor-independiente con tendencia capitalista», diferentes de características que inclinan a otros hacia el tipo «dependiente-obediente con tendencia socialista». Pero no me voy a bajar ahora con una muela seudo-filosófica.

Lo que quería contarles es que acabo de ver en Facebook un video loco de dos pasajeros de avión —que a todas luces parecen europeos o de un país occidental del primer mundo—, captados haciendo el amor en pleno vuelo.

Quien comparte el video, añade una graciosa introducción que parece un comercial capitalista: «La Forma Grata de Volar con Turbulencias». Y más abajo, comentarios esperados al estilo de «sexo por las nubes», «amor de altura», etc., etc.

Ahora que «renacen» los trenes en Cuba, puede que muchos cubanos sepan que hubo eventos de esa naturaleza en aquellos trenes de la tortura que frenaban en seco y hacían traquear la espina dorsal cuando reiniciaban la marcha. Allí el amor, más que un acto apasionado de entrega mutua, parecería uno de esos combates de la WWE, por no decir que casi de la UFC, lesiones incluidas.

Y todavía hay quien no entiende el intríngulis de apelar a la capacidad de resistencia del cubano, como energía y prueba de amor a la Revolución, que es lo mismo que a la Patria.

Ya lo saben, señores imperialistas intergalácticos, pueden lanzar otro meteorito como el que extinguió a los dinosaurios. El Gobierno cubano ha sido categórico: aún bajo las condiciones menos favorables para la reproducción de cualquier especie, los cubanos Somos… y #SeremosContinuidad.