
Los gobiernos occidentales alertan y condenan la grave situación de los médicos cubanos. El pasado mes, 386 eurodiputados concordaron en votación del Parlamento Europeo que las políticas laborales de Cuba con su personal médico en terceros países corresponde a trata de personas en su forma de delito de estado. La administración Biden en su informe “Trata de personas 2020”, se alineó con los políticos europeos y mostró su preocupación por la actitud delincuencial del gobierno de la isla.
Por su parte la Cancillería cubana replicó argumentando que Estados Unidos busca «desacreditar la cooperación internacional de Cuba en la esfera de la salud, por la que nuestro país ha recibido el reconocimiento de decenas de gobiernos (…) y el elogio de las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud y otros organismos internacionales», alegó la instancia.
Para comprender la realidad de lo que ocurre con los médicos cubanos y el personal de salud en las “misiones”, es obligatorio recurrir a los protagonistas. Solo el que sufre la vulneración de sus derechos puede dar testimonio de lo vivido. La redacción de Editorial 24 contactó al médico cubano Maikel Franklin Dotres Hidalgo, Cirujano oftalmólogo, Máster en enfermedades infecciosas y al Ingeniero Informático Yoanny Gómez Álvarez.
La esclavitud moderna como negocio gubernamental
El cirujano Dotres Hidalgo definió de manera clara la situación de los médicos cubanos al sentenciar: “Cuba si practica la esclavitud moderna, la paga es apenas un porcentaje muy bajo, en Brasil fue donde mejor pagaron y no llegaba al 18%, en Haití, Paquistán y Venezuela, fue mucho menor. En Haití, me pagaban como especialista 150 USD al mes. Más allá del dinero, creo que lo peor, es el daño psicológico, los azotes de los tiempos de esclavitud te lo dan los mayorales del PCC (Partido Comunista de Cuba), los del sindicato y los jefes de misión”.

Los médicos cubanos se enrolan en estos programas laborales “porque en Cuba te van asfixiando y esta es la única oportunidad que tienes de obtener algunas cosas materiales, que de quedarte trabajando en Cuba jamás podrías alcanzar, cosas tan simples como un televisor”, explicó Franklin Dotres.
Lo que venga sin chistar
“Es una forma de esclavitud porque no eres libre de tomar decisiones, vas a las misiones vigilado, con presiones de metas establecidas por dirigentes del partido, por lo que no se respetan los horarios laborales, nos ponían a trabajar 10, 12 o 14 horas y no podía haber reclamo alguno”, específicó el especialisa oftalmológico. A esta presión laboral se suma la mala alimentación, que es “muy diferente a la buena vida que se dan los dirigentes comunistas y los jefes de misión”, agregó.
El gobierno cubano “nos ponía en zonas de conflicto sin las más mínimas normas de seguridad”. Así ocurrió cuando nos enviaron a Paquistán, a la zona de Cachemira, un lugar con problemas fronterizos y lleno de terroristas, con decirte que a pocos kilómetros de donde estábamos fue donde mataron a Osama Ben Laden”, explicó Dotres. Además nos comentó que en Paquistán, al igual que en Haití, solo recibía 150 USD de salario y que en el país asiático se pasaron 7 meses sin remuneración.
Indocumentado y desprotegidos
Tanto el Dr. Franklin Dotres como el Ing. Yoanny Gómez relataron la manera déspota en que les retiraban sus documentos identificativos al llegar a cada país. A todos los miembros de las misiones les privaban de portar sus pasaportes, quedando indocumentados en en extranjero, una práctica habitual de los tratantes de personas. “Ellos buscaban evitar que desertarámos, porque sabían que en cualquier momento podíamos abandonar”, explicó Yoanny.
Para comprender la desproporción salarial y la compensación directa al estado cubano, Gómez recordó que “los jefes de manera descarada reconocieron en varias ocasiones, que Cuba recibía 11 mil dólares en beneficios del gobierno venezolano por cada cooperante, mientras que solo pagaba de 180 a 250 dólares mensuales, según la ocupación”. Los médicos y personal de la salud en Venezuela recibía apenas el 2,27% de todo lo que reportaban al gobierno de la isla.
La dictadura cubana alega que ese aporte no es más que la retribución del cubano en misión a todo lo que ha gastado el país en su educación. Si un médico o un técnico puede pasar en una misión 24 meses como promedio lo que equivaldría a un aporte de 240 000 dólares, cabe preguntarse cuánto cuesta en realidad la educación cubana. La deuda eterna de los cubanos con el régimen los ata de por vida al control del Estado, según la lógica comunista.
Médico, políticos y agentes de inteligencia
Las misiones en Venezuela son una reproducción del estado policial cubano. “ Nos obligaban a ver televisión cubana y la programación estatal venezolana, para mantenernos ideológicamente protegidos”, explicó el ingeniero Gómez. “El día a día en Venezuela es la inseguridad, la sobrecarga de trabajo y las condiciones insalubres. Muchas veces obligaban a los cooperantes a vivir en casas o departamentos muy pequeños donde permanecían 7 u 8 personas hacinadas, en unos cuartos de 3×3 compartía tres o cuatro personas”, relató.
“Nuestra labor allí no era solamente la asistencia de salud y la organización logística de la misión, nos obligaban a hacer campañas políticas por Maduro o por Chávez, y no podías oponerte, porque te cancelaban la misión y el dinero que te acumulaban en Cuba simplemente no lo recibías… no eras dueño del poco dinero que ganabas hasta finalizar aquel trabajo bajo las condiciones que ellos querían”, alegó Gómez.
“No se limitaron a meternos en política de otro país, en mi caso también intentaron reclutarme, por mi trabajo en informática, para intervenir correos y mensajería de mis compañeros, a lo que me negué y firmé mi sentencia. Al poco tiempo un amigo que luego escapó, me advirtió que estaba en la lista de lo que ellos llaman “posibles desertores”. Mi situación se agravó cuando personas de mi círculo de amigos comenzaron a escapar de la misión y fue allí, sin esperarlo que me mandaron para Cuba”, agregó Yoanny.
Al esclavo que no trabaje se le debe castigar
Hasta hoy el régimen criminaliza la acción de escapar de estas misiones. Los cooperantes cubanos que deciden romper con el vínculo laboral con la dictadura son condenados a 8 años de destierro y la pérdida de los derechos a residir en Cuba. Como en el siglo XIX el castigo a los esclavos modernos es brutal y ejemplarizante. Los que se atreven a desafiar al “Gran Hermano” terminan sufriendo el doloroso castigo de la lejanía familiar y ver cómo los padres ancianos mueren si la mano de sus hijos.
El refinamiento que entraña la delincuencia estatal confunde a muchas personas en el mundo. Estados y activistas «progresistas» aplauden el sacrificio de los cubanos a mano de un régimen que lucra con el esfuerzo de otros a la vez que les infringe un dolor indescriptible. Pareciera que el régimen de la Habana no se cansara de acumular galardones a la trata de persona, la esclavitud moderna y la no colaboración en la lucha contra el terrorismo. ¿Cuánto tiempo más se debe esperar? ¿Cuántos cubanos deben sufrir vulneraciones a sus derechos, para que el mundo reaccione de manera contundente?
El cierre de estas misiones esclavistas es un deber ético de todos.