Una bodega cubana, con el desabastecimiento normal.

Creí colmada mi capacidad de asombro en relación con Cuba desde hace tiempo, pero la realidad; señora persistente, insistente y llegando a jodedora en cuanto a despertares; me hizo sonar la campana y abrir la boca nuevamente. La ficción mal contada o realidad paralela en que vive la cúpula cubana rebasa cualquier límite.

Lo dicho por el primer ministro de la Isla Manuel Marrero Cruz en el Consejo Intergubernamental Euroasiático; foro que reúne a países de la antigua esfera soviética en el Asia Central; me sacudió el asombro y; reflexión y búsqueda previas; expongo mis conclusiones sin ánimos de embanderarme con la verdad absoluta, solo hechos y análisis.

Según el señor Marrero “Cuba continuará defendiendo su Estado socialista de derecho y justicia social, persistirá en la construcción de una nación independiente, soberana, democrática, próspera y sostenible, y seguirá siendo un país de paz, comprometido con la solidaridad y el bienestar de todos los pueblos del mundo” (sic).

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REALIDAD PARALELA O DE VICTIMARIO A VÍCTIMA

Vayamos por partes, como diría Jack el Destripador: ¿De quién se defenderá Cuba? Según el mismo funcionario “se ha desatado una operación político-comunicacional, financiada con fondos del Gobierno estadounidense” para desestabilizar el país” ¿Hay pruebas al respecto o solo es la reiteración de un slogan con ínfulas de noticiero?

Viéndolo con esa tónica deberemos pensar que “Patria y Vida”, la canción que empezó a hacer saltar los tapones de lo contestatario en un pueblo; hasta el momento inmerso en los avatares de la subsistencia y seguidor manso de la doctrina impuesta como rectora de la sociedad y la economía; es ni más ni menos que un himno pagado por no se sabe quién.

Durante 62 años se ha agitado el fantasma de la agresión imperialista a la Isla como sostén de un “estado sobre las armas”, pero llamativamente y por períodos prolongados, grandes contingentes del ejército cubano se han involucrado en conflictos externos (guerras en África, por ejemplo), sin que ello provocara una invasión.

Y más llamativo aún es que España vendió a Cuba 50.792 euros en armas de represión policial en los dos últimos años, según recoge la estadística española de exportación de “material de Defensa, de otro material y de productos y tecnologías de doble uso”, de la Secretaría de Comercio ibérica.

Entonces, no son armas defensivas lo comprado, sino para represión interna. En 2015, 208.080 euros, en 2018 gastó 48.292 euros en pistolas, escopetas y municiones para la Policía, además, se denegó un corretaje (intermediación) de 5.000 detonadores de Bosnia-Herzegovina a Cuba.

Y en 2020 una compra por 1,2 millones de euros (1.418.950 dólares) que incluye “propulsantes, productos pirotécnicos, combustibles y sustancias relacionadas, percloratos, cloratos y cromatos, oxidantes, aglomerantes, aditivos y precursores”. ¿Para qué? ¿Es que Cuba desarrollará cohetes? ¿O necesita incrementar sus reservas de pólvoras y gases?

Patrullas nuevas. Según datos extraoficiales, en Cuba existen casi 10 patrullas por cada ambulancia. Foto: Osmani_Freeman on Twitter

¿ESTADO SOCIALISTA O FICCIÓN MAL CONTADA?

“Luego de los disturbios y actos vandálicos ocurridos en la capital y algunas otras localidades del país, la situación actual es de total tranquilidad ciudadana y nuestras instituciones funcionan normalmente”, peroraba Marrero en su intervención. ¿Disturbios? ¿Actos vandálicos? ¿Es tan simple esa visión de “víctima que se defiende”?

Y la simplificación va más allá: “algunas otras localidades” ¡Qué duro ha de ser aceptar (de hecho, aún no lo hacen) que casi todo el país fue escenario de protestas! Y no con actos vandálicos generalizados, como pretenden hacer ver; aunque sí los hubo; sino con exigencias de gente común, harta del estado de cosas.

Y una de las causas del hartazgo casi generalizado (algo que también se niegan tozudamente) es que de socialismo y de “conquistas de la revolución” ya queda menos cada vez. La dirigencia se ha constituido en una claque detentora del poder y las mieles que este otorga, mientras el común de los cubanos sufre las hieles.

Y desde 1990, con el advenimiento del llamado “Período especial”, la escasez de todo aumentó, junto a las restricciones internas a cualquier iniciativa que apuntara al desarrollo individual y el precio de todos los servicios básicos como el suministro de energía y agua corriente, con motivo de un reciente “ordenamiento de la economía”.

Dicho ordenamiento trajo consigo la derogación de subsidios y por ende, más penurias y gastos a la gente, abocada a pagar con salarios; que aunque aumentaron cuantitativa, perdieron cualitativamente; cada vez más míseros en su poder adquisitivo. Además de que tal aumento no significó la mejoría de ninguno de esos servicios.

Menudean los apagones (en argot irónico cubano, “alumbrones” por el poco tiempo de servicio continuo) y los cortes de agua, mientras conseguir comida es tarea de titanes para el común, no para los “líderes” y su séquito.

Carretones en función de ambulancias para pacientes en medio de la pandemia de coronavirus. Foto: Camilo Adorni on Twitter

MÁS DEL ¿SOCIALISMO? CUBANO

Según la OMS, Cuba posee 8 médicos por cada 1000 pacientes (dato de 2018), pero el sistema hospitalario y la infraestructura de salud están altamente deteriorados. Cerca de 50 mil de esos médicos prestan “colaboración” en 60 países. Colaboración que le aporta a Cuba más de 10 mil millones de dólares anuales. Y muchos no vuelven (de los médicos).

Las razones están al alcance de cualquiera: el régimen se queda entre el 70 y 90% de sus salarios. En Brasil, Cuba obtuvo 360 millones de dólares por año de 2013 a 2018, y el ingreso de un médico en la Isla ronda 60 dólares por mes. ¿Alguien puede asombrarse de que los médicos se vayan, afrontando el castigo de ocho años sin permitirles regresar?

Y la otrora “Potencia Médica Mundial” se asfixia entre coronavirus, hospitales colapsados, farmacias desabastecidas, personas dependiendo de la medicina natural e inventos para sobrevivir, con carretones de caballo como ambulancias presentados como mágica solución. El colmo del absurdo fue el propio Marrero criticando a médicos por “maltrato a los pacientes” como causa del malestar.

Esa grosera e injustificada crítica motivó una carta de muchos profesionales donde instaron al ministro a dejar “su cómodo sitial con aire acondicionado y todo resuelto, para pasar un día en un cuerpo de guardia, sin protección adecuada, sin medicamentos, mirando morir a los pacientes sin un medicamento que darles para salvar sus vidas”.

Ninguno de los gobernantes cubanos; entiéndase los que manejan los hilos; está realmente conectado con la realidad del cubano de a pie. Es esa la razón por la que discursean sin empacho sobre temas que ignoran por completo, mientras achacan la desidia, los errores, el burocratismo atroz e improductivo y sus desastres, al bloqueo norteamericano.

Policías cubanos con equipo represivo de última generación durante las protestas del 11 de julio. Foto: Redes Sociales

¿ESTADO DE DERECHO O SIN DERECHO A ESTAR?

El crecimiento de la población (% anual) en Cuba fue -0.01 en 2018. Los datos de la ONU certifican que durante los últimos 58 años ese indicador alcanzó un valor máximo de 2.25 en 1963 y un valor mínimo de -0.13 en 2008. Y no es solo que hayan disminuido los nacimientos, sino que la emigración casi masiva por décadas es también causa de tal índice.

Por más de tres décadas el cubano se ha visto en la disyuntiva de “pelearla allí”, sin esperanza de mejoría que no sea llegar al grupo privilegiado de la nomenklatura, a la ilegalidad para incrementar su paupérrimo nivel de vida o formar parte del río humano que incrementa la diáspora isleña por año.

Y es claro ya que no es solo lo económico lo que mueve a emigrar, sino el ansia de escapar de una realidad asfixiante de no poder decir que las cosas están mal. La gente se va hartos de “hablar bajo”, del espionaje total, de la intromisión en todo del Estado, de la unanimidad forzosa y de organizaciones que no representan sino al Estado.

¿Cuál es el “Estado de Derecho” de Marrero? ¿Ese donde no se puede disentir con nada de lo dictado por los “líderes infalibles” que no aciertan una? ¿El que considera una amenaza a su gente desarmada y la reprime por protestar? ¿El que arremete contra los disidentes sin derecho a réplica?

Y cabe preguntarse también por qué no estar de acuerdo te convierte en enemigo. ¿Enemigo de qué o de quiénes? ¿Cuál es el Estado de Derecho que impide que su gente exprese libremente su opinión contraria a la realidad que vive, que acusa de “mercenarios pagados”, “apátridas” y cosas peores a quienes disienten? Mueve a risa si no fuera trágico.

Protesta en la ciudad de Holguín el 11 de julio. Se ven profesionales de la Salud exigiendo equipos de seguridad y medicinas. Foto: Redes Sociales

JUSTICIA SOCIAL

Según el ministro, Cuba es objeto de una campaña de informaciones falsas en redes sociales sobre supuesta continuidad de disturbios, represión y detenciones arbitrarias, con eco en “medios de prensa internacional, de conocidas credenciales ultraderechistas”. Es paradójico que el mundo sepa los nombres de los detenidos, reprimidos, y Marrero no.

Y la disociación de la realidad se acentúa en la defensa de las “conquistas revolucionarias”, al ignorar que los cubanos no pueden vivir de su salario o pensión, que la envejecida población depende cada vez más de las remesas familiares; y de no tener esa opción, está condenada.

Es irreal sostener que fluyan millones para construir hoteles de lujo, mientras los hospitales y escuelas se caen a pedazos. No hay dinero para medicinas o ambulancias y sí para patrullas y represión. Se justifica la ineficiencia, la improductividad, las carencias y la falta de libertad soslayando que; como Marrero; ninguno de los acólitos del poder sufre de tales carencias y viven en una realidad paralela.

Tal vez el día en que; como otros antes que él; Marrero caiga en desgracia, sea defenestrado y pierda los privilegios de los que goza, arribe a la misma conclusión que millones de cubanos: una mentira de 60 años sigue siendo mentira, como lo es que en Cuba haya revolución, ni Estado de Derecho ni, mucho menos, Justicia Social.