Cerca de 4.000 menores solos colman centros de detención de la Agencia de Protección Aduanera y Fronteriza (BPA) en ciudades estadounidenses limítrofes con México. Forman parte del aluvión humano que, tras la llegada de Joe Biden a la presidencia, tomó impulso para entrar, tomando como “llamada” el cambio de políticas con la nueva administración.
En febrero, casi 10 mil niños y jóvenes fueron detenidos sin sus padres y en enero habían sido 5.800, parte significativa del total de aprehendidos, que contabilizaron 100 mil en febrero y en marzo llevan un ritmo de más o menos cuatro mil diarios. A pesar de que Biden se niega a llamar la situación como crisis, tiene todas las letras para ello.
El gobierno mandó esta semana a la Agencia Federal de Administración de Emergencia a la frontera para facilitar centros de refugio y proveer agua, comida y servicios de salud básicos a los miles que aguardan allí sus audiencias de migración en tribunales, donde se valorará su solicitud de asilo.
Se desborda la frontera
Sin duda, algo tiene que ver el incremento del arribo de migrantes a la frontera suroeste de EE.UU con el cambio de políticas y discursos emanados de la Casa Blanca, a contrapelo del saliente Trump, quien desmanteló buena parte de los centros de acogida y detención de migrantes en la frontera, se concentró en expulsar a los primeros y cerrar la segunda.
La situación va en escalada pues son miles los habitantes de Centroamérica e incluso Sudamérica que cruzan a pie; en solitario o en caravanas; rumbo al norte, huyendo de la pobreza y la violencia de sus países, por lo que se prevé que el número de detenciones y necesidades vinculadas con estas se incremente en los próximos días.
Esto abre un nuevo frente en la política doméstica norteamericana, pues la nueva y frágil mayoría demócrata en ambas cámaras del Congreso se pondrá a prueba al tener que lidiar con resabios del discurso nacionalista de Trump en una Unión, hoy dañada por la pandemia de covid 19. La prueba mayor serán las elecciones de medio término de 2022, su resultado depende en buena medida de la gestión de esta crisis migratoria aún en ciernes.