Luego de un año precedente devastador, el 2021 venía con la esperanza de las vacunas y el comienzo del fin de la pandemia, pero la llegada de variantes del SARS-CoV-2, desvanece las esperanzas de una solución pronta.

La preocupación mayor en este tiempo, es si las vacunas ya aplicadas y otras en proceso de aprobación serían efectivas para frenar de una vez la expansión del coronavirus, a despecho de sus variaciones. Se impone un análisis lo más sucinto y al mismo tiempo ilustrativo de lo que son esas cepas y las vacunas como remedio.

Matthew Binnicker, director del Laboratorio de Virología de la Clínica Mayo define la variante como “una mutación en el virus luego de un tiempo”. Por la evolución natural, a medida que el virus infecta, tiene la oportunidad de replicar su genoma y, cada vez que lo hace, hay posibilidad de que se produzcan errores o mutaciones.

“A medida que ha infectado a millones de personas, ha replicado su genoma miles de millones de veces y se han incorporado errores. Estos errores produjeron mutaciones o variantes”, afirma Binnicker, confirmando lo que toda la comunidad médica esperaba, como algo inevitable en esto casos.

VARIANTES O CEPAS NUEVAS DEL COVID 19

Hasta el momento hay cuatro variantes, mutaciones o cepas principales del SARS-CoV-2. La primera identificada por primera vez en Reino Unido, la segunda en Sudáfrica, la tercera en Brasil y la cuarta (más reciente) en la India. La OMS cataloga las variaciones de acuerdo con el alfabeto griego, por ello en ese orden, son las cepas alfa, beta, gamma y delta.

La cepa del Reino Unido: se le atribuye hasta 75% más de transmisión respecto a las anteriores variantes. El elevado número de casos aumentó la hospitalización y severidad en muchos países. No se tienen pruebas de que esta variante esté provocando problemas en la inmunidad adquirida a través de infecciones previas ni tampoco a través de la vacunación.

La variante sudafricana también parece tener tasas más elevadas de transmisión. Según Bruno Ciancio, experto de la Unión Europea, dice que es hasta un 50% más transmisible. “Hay informes de reducción en la protección de los anticuerpos generados previamente”. Además, podría haber un riesgo de reinfección, aunque habría que confirmarlo.

La variante de Brasil es más transmisible y existen pruebas de que puede provocar reinfección de personas contagiadas previamente. También conocida como cepa “Manaos”, es la responsable de la infección en grandes zonas del gigante sudamericano y se ha expandido a varios países del Cono Sur.

La variante Delta se ha encontrado en más de 80 países desde que la detectaron en India. Los expertos dicen que se trasmite con mayor facilidad por mutaciones que ayudan a su acoplamiento con las células del organismo humano. En Reino Unido es la causa del 90% de los casos nuevos y en Estados Unidos, del 20% y según las autoridades de salud, podría convertirse en el tipo dominante en el país.

VACUNAS Y SU EFICACIA

Los virus mutan constantemente y se teme que algunas variantes evolucionen para volverse más contagiosas, causen enfermedades más graves o evadan la protección que brindan las vacunas. Estudios demuestran que las vacunas disponibles son eficaces contra las diversas variantes, incluida la delta.

Investigadores en Inglaterra estudiaron la eficacia de las vacunas de AstraZeneca y Pfizer-BioNTech, ambas de dos dosis, contra la delta comparada con la variante alfa, detectada en Reino Unido. La conclusión fue que ambas eran eficaces para las personas que recibieron las dos dosis, no tanto para las que recibieron una sola.

Por eso, dicen los expertos, es importante tener la vacunación completa y lo crucial es que el mundo entero acceda a las vacunas.

Parece que las vacunas de Pfizer y Moderna, que son muy comunes, ofrecerán una sólida protección contra la cepa del Reino Unido. Respecto de la sudafricana, existen algunas pruebas científicas que demuestran que puede que la eficacia disminuya, pero del 95% al 85 respecto a la prevención de una enfermedad por COVID grave.

COMPARACIONES

Bruno Ciancio indicó que se han definido, hasta la fecha, 24.000 casos de la variante británica en 28 países de la UE, 900 casos de la sudafricana en 18 países y 200 casos de la brasileña en 9 países. Y la mayoría de estos casos están relacionados con los viajes.

Según los datos disponibles, las diferentes vacunas disponibles en el mundo, continúan brindando un porcentaje aceptable de protección contra los efectos del COVID 19, sean cuales fueren las cepas que infecten y se continúan estudios sobre todas y el desarrollo de candidatos y vacunas, además de la provisión al mundo de millones de dosis.

Y en un estudio realizado en Sudáfrica con la vacuna de AstraZeneca (una muestra de 2.000 personas), la vacuna ChAdOx1 “no parecía ser muy útil contra el contagio de la variante sudafricana”, resaltó Cavalieri. “hay que destacar que es un estudio pequeño y no sabemos si para la enfermedad grave sí funcionaría”, dijo.

También hay datos sobre la vacuna de Janssen, que se ha estudiado en algunas pruebas clínicas en zonas de Brasil y Sudáfrica. En Sudáfrica, seguía protegiendo esta vacuna, tanto de la enfermedad moderada como de la más grave. Esto alienta a creer que la vacuna puede seguir protegiendo ante las nuevas variantes.

En cuanto a las vacunas de ARNm (ARN modificado), recientemente se obtuvieron algunos datos de Israel, donde la cepa más importante es la británica y la vacuna de Pfizer ha sido muy eficaz. En esa misma línea se inscribe la Abdala cubana, que aunque no aprobada por la OMS, exhibe alto por ciento de efectividad ante las diferentes cepas.

¿SERÁ NECESARIO REDISEÑAR LAS VACUNAS?

Si las variantes con menor sensibilidad a la protección de las vacunas actuales se extienden, probablemente sería necesario readaptar las vacunas, incluso pudiera ser necesario hacerlo regularmente, como con otras, por eso todos los promotores de las vacunas anunciaron que ya trabajan en nuevos desarrollos que cubran a posibles nuevas variantes que eluden la respuesta inmune de las vacunas desarrolladas.

Según la revista Nature hay varias opciones: sustituir el ARN de las vacunas de ARNm o el ADN de las de vectores virales, que actualmente están construidos a partir de cepas virales originales de Wuhan; añadir nuevos componentes a los actuales; probar dosis de refuerzo con las vacunas actuales; y rediseñar las vacunas buscando mayor potenciación de la inmunidad celular.

“Un estudio reciente llevado a cabo por el Centro Gamaleya en Rusia mostró que la revacunación con la vacuna Sputnik V está funcionando muy bien contra las nuevas mutaciones del coronavirus, incluidas las cepas de coronavirus del Reino Unido y Sudáfrica”, dijo Denis Logunov, subdirector del centro que desarrolló la inmunización.

Las llamadas inyecciones de vectores virales, como Sputnik V y una vacuna desarrollada por AstraZeneca, utilizan virus modificados inofensivos como vehículos o vectores para transportar información genética que ayuda al cuerpo a desarrollar inmunidad contra futuras infecciones.

MEDIDAS, NUEVAS CEPAS, EFECTIVIDAD Y CUIDADO

Las respuestas a las incertidumbres no se vislumbran, pero existen. En lo que sí muchos coinciden es en que no se necesitarán nuevos y amplios estudios de campo, que necesitarían tiempo y movilizar nuevos recursos. La duda mayor es ¿cómo responderían las personas ya vacunadas antes con las vacunas actuales?

Y para sobrevivir a la pandemia hay todo tipo de medidas, no farmacológicas, que deben reforzarse; además de acelerar la vacunación, enfocada en los grupos más vulnerables determinando las pautas óptimas de dosificación; mayor capacidad de detección y vigilancia virológica; controlar la movilidad internacional; investigación colaborativa para rellenar las brechas de conocimiento; y tratar el fenómeno social de la “fatiga pandémica”.

Las vacunas no lograrán controlar la pandemia si no se producen, distribuyen y administran a la mayoría de la población de todo el mundo en un tiempo limitado. Los virus no mutan si no se replican. La vacunación, uso de mascarilla, distanciamiento físico son importantes para reducir el número de infecciones, lo que ralentiza el surgimiento de nuevas variantes y mutaciones y da tiempo para reforzar las actuales o crear nuevas vacunas.