Te puedo asegurar que nueve de cada diez hogares en Cuba usan cafetera estilo Bialetti. La máquina de café Bialetti es parte de la cultura popular cubana, parece que entró en la década de los 50. Hoy en día las grandes marcas productoras de cafeteras no tienen sus productos en anaqueles de la Isla, pero de alguna manera los cubanos las traen del extranjero o las producen artesanalmente.
La historia de esta máquina de café se remonta a 1919, cuando Alfonso Bialetti abrió un taller para la producción de productos semiacabados de aluminio en Crusinallo (Italia). Observador y muy curioso, el inventor italiano fue dando forma a una estructura genial para generar el nectar concentrado del café.
Lo más sorprendente fue que Bialetti se inspiró en una lavadora vieja llamada «lisciveuse». Era una especie de olla gigante en la que se calentaba agua con ropa y jabón. Esta olla tenía un tubo por donde salía el agua hirviendo, llenando la ropa con jabón diluido.

Al ver a su esposa lavar la ropa con este dispositivo, Bialetti encendió el bombillo y pensó que un sistema similar sería ideal para preparar su café matutino. Así, nacida en 1933, la máquina de Moka Express, que también se denomina cafetera italiana, con su sencilla fabricación, precio asequible, facilidad de uso y diferentes tamaños según el tipo de taza deseada, ha revolucionado para siempre la forma de hacer café en el mundo y en especial para los cubanos.
Bialetti, de Italia para Cuba
El artífice de la fama mundial de cafetera Bialetti no fue Alfonso sino su hijo Renato. Cuando su hijo fue liberado en 1945 tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, retornó a casa con ánimos de emprender y tomo el invento de su padre como bandera. Sin dudas hizo una labor envidiable para el posicionamiento del producto. De hecho, el muñequito bigotón que se imprime en las cafeteras italianas Bialetti, es una caricatura de Renato.

El éxito de este invento lanzó a Bialetti a la fama y la riqueza, la empresa del humilde italiano se convertiría en un ícono del mejor sabor cafetero, hasta llegar a cotizar en bolsa en 2007. Aunque muchos de los productos de Bialetti se fabrican ahora en Rumanía y Turquía, la producción de máquinas de café Bialetti sigue creciendo. En Cuba son difíciles de encontrar en su formato de marca, pero todos tienen una copia china o de merolicos.
Aunque las cafeteras originales tienen todas las normas de seguridad para evitar explosiones, en Cuba es muy complejo controlar todas las variables. Lamentablemente en el país el café que se consume cuenta con altos niveles de sucedáneos, que se traduce en polvos de cosas indefinidas, lo que hace muy frecuente las explosiones de estos artefactos.

Como mismo los cubanos desarrollaron su predilección por la cafetera italiana, las personas en el mundo han optado por esta inusual máquina. Se estima que actualmente se distribuyen alrededor de 300 millones de copias en todo el mundo.
Honor a quien honor merece
Moka se considera un objeto famoso del diseño industrial del siglo XX, y museos como el MoMA de Nueva York y la Trienal de Milán han mostrado ejemplos únicos de esta máquina de café. En Cuba se le debería construir un monumento a Bialetti y su cafetera, pocas veces un hombre puede cambiar la impronta cultural de un pueblo a miles de kilómetros de él.